¿Sabías que una mayor exposición al sol en verano cambia el grosor de tu piel? En efecto, bajo el efecto de los rayos UV, la epidermis tiende a espesarse, notas que tus imperfecciones son menos, que tu piel está más tersa pero cuidado, esta reacción natural de la piel a las agresiones del sol es temporal y no es infrecuente. Para luchar contra las imperfecciones en otoño, cuando la piel vuelve a su espesor normal.
¿Por qué la epidermis se espesa en verano?
La exposición a la luz solar estimula la producción de melanina, el pigmento responsable de colorear la piel, el cabello y los ojos. Esto es lo que nos aporta ese famoso cutis bronceado tan buscado. Sin embargo, además de desarrollar melanina para proteger contra los efectos nocivos de los rayos UV, la epidermis también se espesará. Esta reacción es una respuesta adaptativa porque una epidermis más gruesa absorbe y disipa mejor los rayos ultravioleta, lo que reduce el daño a las células más profundas de la piel.
¿Cuáles son las consecuencias de este engrosamiento?
Los primeros días notarás pocos cambios en tu piel, al contrario, es posible que notes que tu piel ha mejorado: las imperfecciones son menos, la textura de la piel es más suave, pero al cabo de unas semanas este estado de gracia se desvanece y las consecuencias de aparece este engrosamiento.
De hecho, una epidermis más gruesa suele ir acompañada de una mayor acumulación de células muertas en la superficie de la piel. Estas células pueden obstruir los poros y promover la aparición de puntos negros, comedones y granos que a menudo aparecen a principios del otoño, cuando la piel comienza a adelgazarse.
Además, la acumulación de células muertas puede hacer que la tez se vuelva opaca y menos uniforme y darle a tu bonito bronceado un aspecto grisáceo.
Por último, el engrosamiento de la dermis puede ralentizar el proceso natural de renovación celular y contribuir al envejecimiento prematuro de la piel.
¿Cómo se pueden evitar o minimizar estos efectos?
Empieza por exfoliar tu piel con regularidad: un exfoliante suave con ácidos de frutas , por ejemplo, ayudará a eliminar el exceso de células muertas para conseguir un cutis más fresco y luminoso. Una buena hidratación también es fundamental, utiliza una crema hidratante por la mañana y por la noche y apuesta por principios activos como el ácido hialurónico para mantener la flexibilidad de la piel y protegerla de las agresiones externas.
Aunque el sol tiene efectos beneficiosos, es fundamental protegerse para evitar daños en la piel. No podemos repetirlo lo suficiente, pero utilizar un protector solar con un factor de protección adecuado es fundamental para evitar el envejecimiento prematuro de la piel.
Por último, para evitar la acumulación de sebo, restos de protección solar y células muertas, se recomienda limpiar el rostro todos los días con un producto adaptado a tu tipo de piel y realizar una doble limpieza en cuanto sientas la necesidad.