El concepto de “Skipcare” explicado

Todos los consejos que escuchamos aquí y allá, a menudo nos empujan a acumular numerosos productos para el cuidado de la piel y a seguir rutinas largas y complejas. Sin embargo, está surgiendo una nueva tendencia: Skipcare, o el arte de saltarse ciertos pasos del cuidado. En otras palabras, el skinimalismo aboga por el minimalismo —incluso en el neceser— utilizando un número reducido de productos para obtener resultados óptimos.

La tendencia actual de TikTok avanza hacia rutinas más cortas, con el objetivo de evitar sobrecargar la piel con exceso de productos activos. ¿Pero es realmente necesario? ¿Cuáles son los beneficios potenciales de este enfoque para su piel?

Comprender la barrera cutánea

La piel, primera línea de defensa frente a las agresiones externas, debe protegerse para mantener su salud. Cuando se daña, ya no puede cumplir adecuadamente su función de barrera protectora y debe repararse devolviéndole su pH óptimo. Una limpieza demasiado intensiva puede desequilibrar rápidamente la barrera cutánea al eliminar los aceites naturales que la protegen. Pequeñas manchas o sequedad anormal a menudo pueden indicar un mal funcionamiento de esta barrera.

El regreso a una rutina de cuidado de la piel más sencilla permite que la piel descanse y se regenere. Algunos productos, como el retinol, pueden resultar demasiado irritantes y deben integrarse progresivamente en la rutina: primero una vez a la semana, luego dos o tres veces por semana y finalmente a diario dependiendo de la sensibilidad de la piel. En resumen, sobrecargar la piel con principios activos muy concentrados puede resultar en ocasiones más perjudicial que beneficioso.

Por eso es importante ser regular con tu rutina y no cambiarla cada 2 días. Ya porque los efectos no se notan en periodos de tiempo tan cortos, sino también porque puede sensibilizar la piel. Si algo te funciona: no dejes todo porque veas aparecer un nuevo ingrediente. Espera a completar el 1er ciclo que iniciaste o introduce este nuevo activo poco a poco.

¿Realmente necesitamos tomarnos un descanso del cuidado?

Pues no, la verdad que no... Si has encontrado una rutina que te funciona: ¡no la cambies y sobre todo sé constante! Esto le traerá resultados a largo plazo. Si, por el contrario, tu piel está irritada, tiene enrojecimiento, aparecen manchas o es sensible al menos a algunos productos, entonces sólo tienes que volver a lo esencial. Esto es una señal de que has trabajado demasiado tu piel; demasiados ácidos exfoliantes, por ejemplo mezclados con otros activos potentes (retinol, vitamina C, etc.) o porque está demasiado sensibilizado ante las agresiones externas (cloro, contaminación, sal, etc.). En este caso, ¡skipcare puede resultarte interesante! Simplemente vuelve a una rutina extremadamente básica, probando productos mediante eliminación hasta que tu piel vuelva a ser como antes. Más aún en verano, cuando nos enfrentamos a los rayos UV, al cloro, a la sal…

¿Cómo integrar skipcare en tu rutina?

Para mantener una rutina sencilla y eficaz, todo lo que necesitas es un limpiador, suero, crema hidratante y, si es necesario, SPF.

Comience con un gel limpiador suave. Te recomendamos nuestra jalea limpiadora enriquecida con caléndula, que limpia profundamente la piel sin alterar la barrera cutánea.

A continuación, aplique un suero adaptado a sus necesidades específicas. Un sérum con mayor concentración de activos ayudará a tu piel a hidratarse, regenerarse, tratar manchas o imperfecciones. Elige fórmulas concentradas, con activos suaves pero eficaces, como el ácido hialurónico , la niacinamida o el bakuchiol.

La hidratación es un paso esencial en tu rutina de cuidado de la piel. Al igual que tu cuerpo, tu piel necesita lípidos y agua para funcionar correctamente. Opta, sobre todo en verano, por una crema hidratante ligera que contenga buenos principios activos como ácido hialurónico, ceramidas o probióticos, que ayudarán a regular el pH de tu piel y reforzarán tu barrera cutánea.

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Finalmente termina aplicando SPF 50+. En verano, es fundamental proteger la piel de los rayos UVA y UVB para limitar el riesgo de cáncer y frenar el envejecimiento cutáneo.