Con la llegada del verano y los días soleados, nuestra piel merece una atención especial. Más allá de la simple protección solar e hidratación, es importante comprender cómo el sol afecta a nuestra microbiota cutánea, este ecosistema invisible que desempeña un papel clave en la salud de nuestra piel.
Esta guía te ayudará a comprender mejor esta microbiota y te dará consejos para cuidarla durante todo el verano.
¿Qué es la microbiota cutánea?
La microbiota cutánea son todos los microorganismos (bacterias, levaduras, hongos y virus) que habitan en la superficie de nuestra piel. Estos microorganismos juegan un papel vital en el mantenimiento de la salud de la piel. Ayudan a fortalecer la barrera cutánea, modular las respuestas inflamatorias y proteger contra patógenos.
La influencia del sol en la microbiota
La exposición al sol puede alterar el delicado equilibrio de nuestra microbiota cutánea. Los rayos ultravioleta (UV) pueden cambiar la composición de estos microorganismos de varias formas:
- La exposición prolongada a los rayos UV puede provocar un desequilibrio en la flora cutánea, favoreciendo a determinados microorganismos en detrimento de otros. Este desequilibrio puede debilitar las defensas naturales de la piel.
- Los rayos ultravioleta pueden dañar la barrera protectora de la piel, haciéndola más vulnerable a infecciones e irritaciones. Una barrera cutánea debilitada facilita la entrada de patógenos y puede causar molestias.
- Los rayos ultravioleta pueden inducir inflamación de la piel, lo que puede modificar la composición de la microbiota. Las inflamaciones a menudo promueven microorganismos potencialmente dañinos, exacerbando problemas de la piel como el acné o la rosácea.
Acciones para proteger tu microbiota cutánea
- Elija protectores solares formulados para preservar la microbiota cutánea. Evite productos con ingredientes agresivos como parabenos y sulfatos. Prefiere formulaciones suaves y no comedogénicas.
- Utilice cremas hidratantes enriquecidas con probióticos o prebióticos. Estos ingredientes promueven el crecimiento de bacterias buenas y apoyan la función de la barrera cutánea. Los probióticos ayudan a optimizar y restaurar la microbiota cutánea fortaleciendo las defensas naturales de la piel. Compiten con los patógenos por los nutrientes, modulan las funciones inmunes y producen metabolitos antimicrobianos, como las bacteriocinas. Los probióticos se pueden aplicar en forma de cremas o emolientes. Los prebióticos, por otro lado, son ingredientes que promueven el crecimiento de microorganismos beneficiosos. Incluyen compuestos como fructooligosacáridos, oligosacáridos de glucomanano (como los del konjac) e inulina. Al estimular el crecimiento de bacterias favorables, los prebióticos ayudan a restablecer el equilibrio de la microbiota cutánea. Tienen la ventaja de no requerir el uso de bacterias vivas, reduciendo así el riesgo de reacciones cutáneas adversas.
- Opta por productos de fermentación, contienen sobrenadantes ricos en antioxidantes, aminoácidos, lípidos o vitaminas procedentes de la fermentación bacteriana. Estos productos aportan nutrientes sin introducir bacterias vivas.
- Evite los limpiadores fuertes que puedan alterar el equilibrio microbiano de la piel. Opte por limpiadores suaves, equilibrantes y respetuosos con la microbiota cutánea. Te recomendamos nuestra jalea limpiadora , con caléndula, limpia en profundidad sin dañar tu barrera cutánea.
- Incorporar productos con ingredientes calmantes y reparadores, como ceramidas y antioxidantes, que fortalezcan la barrera cutánea y favorezcan la salud del microbioma.
- Una dieta rica en fibra, vitaminas y antioxidantes ayuda a mantener la salud general de tu piel. Los nutrientes también influyen en la microbiota de la piel, así que elija alimentos equilibrados para cuidar su piel desde adentro hacia afuera.