¿La exfoliación aún no es un paso en tu rutina de cuidado facial? ¡Es hora de integrarlo! Si aún no te has acostumbrado a exfoliarte con regularidad, es posible que hayas notado que tu cutis está más apagado, tu piel parece deshidratada o áspera, o que tienes exceso de grasa, brotes o incluso poros inflamados.
¿Esto significa algo para ti? Lo interesante es que estas dos situaciones opuestas suelen tener el mismo origen: un desequilibrio en la renovación celular.
De hecho, si observa exceso de sebo, manchas o inflamación, esto puede indicar que la renovación celular es demasiado rápida. Por el contrario, si tu piel aparece apagada, deshidratada y áspera, puede deberse a que este proceso es demasiado lento.
¡No hay problema! La buena noticia es que estos problemas se pueden aliviar con la exfoliación. Te explicaremos todo esto con más detalle.
Antes de hablar de exfoliación, debemos hablar de renovación celular:
¿Sabías? Nuestro cuerpo, como el de muchos otros animales, tiene la capacidad de renovar la mayoría de sus células. Este proceso es fundamental para garantizar su buena salud y su óptimo funcionamiento. La mayoría de nuestros órganos cuentan con células capaces de regenerarse por sí mismas, aunque la duración de esta renovación varía. Por ejemplo, los glóbulos rojos sólo viven unos 120 días, mientras que las células que recubren nuestro estómago sólo duran unas pocas semanas.
La renovación celular corresponde, por tanto, a la capacidad de las células de reproducirse, creando copias genéticamente idénticas que reemplazan a las células originales, tanto funcional como fisiológicamente.
En el caso de la piel, nuestro órgano más grande, el proceso de renovación tarda aproximadamente entre 21 y 28 días. Este período de tiempo es crucial para mantener una piel uniforme, hidratada y tersa.
¿Cómo funciona?
La formación de nuevas células cutáneas, llamadas queratinocitos, tiene lugar en la capa basal de la epidermis. Tan pronto como nacen, estas células comienzan a madurar y son empujadas hacia arriba por nuevas células de las capas inferiores.
Al llegar a la superficie de la piel, los queratinocitos se queratinizan (es decir, se endurecen) hasta que mueren y se desprenden. Es un poco como las serpientes mudando su piel vieja para revelar piel nueva debajo.
Mantener el equilibrio entre el crecimiento celular y el desprendimiento celular es crucial. Este proceso involucra desmosomas, uniones flexibles entre queratinocitos que los mantienen unidos hasta que necesitan desprenderse.
Romper estos vínculos en el momento adecuado es fundamental para una renovación saludable de la piel. Sin él, las células muertas pueden acumularse en la superficie, haciendo que la piel luzca opaca y deshidratada.
¿Qué es la renovación celular desequilibrada?
Si tu piel está apagada, si tienes acné, puntos negros o poros dilatados, esto indica que tu renovación celular no es óptima.
En este caso pueden aparecer 2 escenarios:
- La renovación de las células de la piel es demasiado rápida: se identifica con crecimiento excesivo de acné, poros obstruidos e inflamación.
- La renovación de las células de la piel es demasiado lenta: se puede identificar con una piel apagada y deshidratada.
¿La causa principal? Un desequilibrio hormonal que se debe a dos factores principales:
- Crecimiento excesivo de células: las hormonas, como los andrógenos (testosterona y sus derivados), pueden estimular la producción excesiva de células en la piel. Esto puede provocar una acumulación de células muertas en la superficie de la piel, que no se eliminan adecuadamente y se acumulan, lo que puede provocar inflamación y bloquear los poros.
- Hiperestimulación sebácea: Las hormonas también pueden influir en las glándulas sebáceas, responsables de la producción de sebo (el aceite natural de la piel). Las glándulas sebáceas están sobreestimuladas y producen un exceso de sebo, lo que favorece la proliferación de bacterias.
Entonces, ¿cómo se puede reducir el acné?
Cuando tienes un brote de acné, puedes utilizar productos antibacterianos y antiinflamatorios que frenan la producción de sebo por un lado y exfoliantes químicos o enzimáticos (evite los exfoliantes físicos que pueden irritar los granos o pústulas) para eliminar más rápidamente las células muertas y evitar acumulación en la superficie de la piel. Te recomendamos una suave exfoliación con nuestra New Skin Mask , con su fórmula rica en enzimas de frutas exfolia suavemente la piel sin dañarla.
¿Causa? Envejecimiento de la piel. Con el paso de los años, nuestras células van perdiendo eficiencia. Ya no funcionan tan bien juntas y las células senescentes (a veces llamadas “células zombis”) comienzan a acumularse. Además, disminuye la producción de ácido hialurónico, elastina y colágeno. A partir de los 40-50 años, el ritmo de renovación de las células de la piel se ralentiza, lo que significa que las células tardan cada vez más en renovarse.
Como resultado, las células muertas pueden acumularse en la superficie de la piel porque los enlaces que las mantienen unidas no se desprenden como deberían. Esto conduce a una piel más apagada y seca.
Entonces, ¿qué podemos hacer para regular la renovación celular que es demasiado lenta?
Prefiere los exfoliantes químicos que contengan ácidos como el ácido glicólico, el ácido salicílico o los alfa-hidroxiácidos (AHA), que ayudan a disolver las células muertas y favorecen su eliminación. Si tienes piel sensible, opta por enzimas naturales. Estas moléculas proteicas, como las que se encuentran en frutas como la papaya o la piña, descomponen las células muertas de forma suave y eficaz.